Hace unos meses el Sr. Nuez y yo tuvimos la enorme suerte de poder escaparnos unos días a ésta maravillosa ciudad. Después de meses mirando y remirando qué no podíamos perdernos y qué había que visitar sí o sí, llegó el momento y, una vez de vuelta y echando la vista atrás, creo que aprovechamos bastante bien el (poco) tiempo que tuvimos.
Si decidís ir a Londres (o cualquier ciudad grande), lo primero y principal que tenéis que saber es que vais a andar. Mucho. Y cuando digo andar no me refiero a 'una caminata' o un paseo muy largo. Me refiero a ANDAR con mayúsculas, al punto que os recomiendo llevar siempre en el bolso o mochila tiritas y/o unos parches para tratar las ampollas (más vale prevenir...), y por supuesto calzado cómodo.
Llegamos a Londres un jueves y nos alojamos en el Easyhotel de Earl's Court, bastante cerca del metro y muy bien comunicado. Eso sí, el hotel no es apto para claustrofóbicos (la habitación era tan ancha como la cama, básicamente). Esa misma tarde nos fuimos a ver el Big Ben, y desde allí nos fuimos dando un paseo a la Abadía de Westminster y St. James Park, con sus famosas ardillas.
Por increíble que parezca, ésta es la única tarde en la que el tiempo estuvo revuelto e incluso cayeron 4 gotas. Ni siquiera fue necesario el paraguas (que cargué todos los días en el bolso para nada).
Más tarde, ya anocheciendo, nos fuimos a ver el Tower Bridge o Puente de la Torre, el puente impresionante que cruza el Támesis.
Después de recorrerlo un par de veces y dar un paseo larguísimo a orillas de Támesis , nos volvimos al hotel más muertos que vivos.
A la mañana siguiente fuimos a Green Park y Buckinhanm Palace a ver el cambio de guardia, bueno, nosotros y tres mil personas más, y, después del espectáculo folclórico-musical, nos fuimos a disfrutar de un picnic en Hyde Park, un parque maravilloso que recomiendo visitar y disfrutar allí tranquilamente de un almuerzo o merienda.
Esa tarde visitamos el Natural History Museum o Museo de Historia Natural. Un edificio impresionante con infinidad de salas dedicadas a la biología y a la naturaleza, con más de 70 millones de especímenes y objetos de colección. Obviamente es imposible verlo en una sola tarde y menos aún con tan poco tiempo, así que lo vimos un poco por encima. La parte 'buena' es que los museos en Londres son gratuitos, o al menos en su inmensa mayoría, así que se puede volver a visitar siempre que se quiera.
Otro museo que no podíamos dejar de visitar es el British Museum o Museo Británico, un lugar increíble con miles de piezas históricas, arqueológicas y artísticas de casi todas las civilizaciones, con más de 7 millones de piezas de todos los continentes. La sección del Antiguo Egipto es simplemente impresionante, no en balde es la colección más importante después de la del Museo del Cairo. Una de las piezas más visitadas es la piedra roseta, una de las piezas más importantes de todas las que alberga éste museo, y no son pocas. Por supuesto también es gratuito y recomiendo encarecidamente su visita. Podrías estar allí una semana entera y no terminarías de ver todo lo que tiene.
El sábado por la mañana fuimos a Portobello, un mercado 'vintage' en el barrio de Notting Hill. Allí veréis desde puestos de comida, de antigüedades, cámaras de fotos antiguas, mapas, souvenirs (a precios razonables).. Hasta numerosos músicos tocando en plena calle. A nosotros el tiempo nos acompañó, nos hizo un día de sol estupendo, y la calle era un río de gente. Si lo visitáis, os sorprenderá la cantidad de españoles con las que os cruzaréis.
Esa tarde fuimos al barrio chino y a Leicester Square, lugares animadísimos, llenos de gente y con unas calles preciosas, infinidad de teatros y restaurantes. Después de cenar, terminamos dando un paseo por el Soho, un barrio también con mucho ambiente y calles llenas de bares y pubs.
El domingo por la mañana la cita en Camden Town era imprescindible. Si estás en Londres un domingo por la mañana, hay que ir a Camden. Camdem es el mercado más extravagante en el que he estado en toda mi vida. Es el polo opuesto a Portobello. Camden son tachuelas, tatuajes, zapatillas, rejillas y vida alternativa. También cuenta con muchísimos puestos de comida de (casi) todos los países y riquísima, por cierto. Además recomiendo los crêpes con Nutella y banana, una delicia. Por supuesto hay que visitar Cyberdog, la tienda futurista en la que vas a otro mundo lleno de colores neón, música tecno a todo volumen y bailarines amenizando todo aquello. Digno de ver. Justo enfrente hay una tienda de souvenirs muy recomendable, ya que es el sitio más barato de todos los que visitamos, y no fueron pocos. Así que aprovechad si tenéis algún compromiso.
Por la tarde fuimos a Trafalgar square, y visitamos la National Gallery, principal museo de obras de arte de Londres, con una colección de más de 2.300 pinturas, en su mayoría europeas. La colección es interminable y de nuevo es casi imposible verlo todo de una vez. Éste no va a ser menos y también es de acceso gratuito (se acepta la voluntad), aunque algunas salas con exposiciones temporales sí pueden tener algún coste.
Más tarde fuimos a Oxford Street y nos la recorrimos dando un paseo, mirando y entrando en algunas de las muchísimas tiendas y centros comerciales que hay (TopShop, Selfridges, Primark, Zara, Boots, etc...) y haciendo algunas compras, aunque menos de las que nos hubiera gustado, que no facturamos y el espacio en la maleta era reducido e increíblemente valioso. Más tarde fuimos al cruce con Regent Street y bajamos por ella hasta llegar a Picadilly Circus.
Esa noche, que era la última, volvimos al Big Ben para verlo también de noche, y dar un paseo por el Támesis y poder despedirnos antes de volver al hotel.
Como se puede ver, no se pueden hacer más cosas en menos días, y aunque sabemos que nos quedaron muchas cosas por ver, estamos bastante satisfechos con todo lo visitado y vivido. Tenemos excusas de sobra para volver porque Londres nos encantó y disfrutamos cada momento y cada lugar.
Recomiendo hacer un planning completo de qué queréis hacer y cuándo, porque el tiempo allí se pasará volando y como no sea así, os quedarán cosas por ver. De hecho aún llevándolo os quedarán, pero al menos así podréis decidir sacrificáis o mejor dicho, qué dejáis para la próxima.
Londres es una ciudad multicultural y maravillosa, y no me había subido al avión de vuelta cuando ya estaba deseando volver.
Una entrada interesantísima. Besos
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