Kia Ora: Jabón Rosas y té Blanco & Champú Rosmarín

¡Bienvenid@s a la primavera en pleno verano! Y es que Kia Ora es una marca que inspira alegría. Flores y plantas, sobre todo plantas, pero sobre todo flores, así que de os diré sin ningún tipo de pudor que este post va a ser muy alegre y se va a notar, pero esa es la intención, así que perfecto.

Para quien no les conozca todavía, Kia Ora Botanicals es una marca que empezó fabricando jabones naturales artesanales, y que poco a poco ha ido ampliando su gama de forma (casi) exponencial. A día de hoy comercializan jabones, champús sólidos, barritas de masaje, barros corporales y faciales, e incluso un bálsamo limpiador (del que también os hablaré en otra entrada). De hacer todo esto se encarga Eva, que utiliza para sus fórmulas ingredientes naturales, plantas de origen local y de cultivo sostenible y aceite de oliva virgen extra. 

En esta entrada vamos a hablar de dos de sus productos: El jabón de Rosas y Té Blanco, y del champú sólido Rosmarín.

Jabón de Rosas y Té Blanco

Ya nada más verlo encandila. El jabón es muy muy bonito físicamente hablando, con una rosa seca coronándolo que nos deja ver un poco de lo que hay también en su interior y sellado con el logo de la marca. Es el jabón más bonito que he tenido. 

Según nos cuenta Kia Ora, está inspirado en la feminidad, y no les falta razón porque su olor es absolutamente femenino y ha tardado muy pocas duchas en convertirse en uno de mis favoritos entre otras cosas precisamente por eso, su aroma. 

Este verano la piel del cuerpo la he tenido peor que de costumbre (que ya es decir). Normalmente es bastante seca, pero últimamente no hay forma de que retenga la hidratación e incluso he tenido descamaciones por la sequedad aunque nunca me falte mi ración de hidratación. Precisamente por eso  he estado buscando, para la ducha, jabones suaves, que lejos de resecar nutran la piel y la hagan sufrir lo menos posible. 

La lista de ingredientes de este empieza genial, con los aceites de oliva y coco a la cabeza que hacen de él un jabón muy nutritivo y suave con la piel, y que lejos de resecarla, la miman. La lista continúa con aceite de rosa mosqueta, que cuenta con numerosos ácidos grasos esenciales (omegas 3 y 6, linoleico), antioxidantes, y vitaminas (A, C y E y retinol) que, entre otros muchos beneficios, rehidratan la piel seca y favorecen su regeneración.

La lista continúa con aceite de rosa damáscena, con propiedades antiinflamatorias, regenerativas y antisépticas, y el té blanco, considerado uno de los tés con más poder antioxidante gracias a la alta cantidad de polifenoles que contiene. Es una variedad de té que no está fermentada, y ahí es donde está la diferencia y encontramos el por qué es el mejor para su uso vía tópica, ya que mantiene intactas todas sus propiedades. Por esto también se le considera uno de las infusiones con más poder antienvejecimiento y es muy normal encontrarlo precisamente con este reclamo.

Como último activo tenemos aceite esencial de palo rosa,  antibacteriano, desodorante, estimulante y (ojo) afrodisíaco. Es un regenerante de la piel con propiedades dermoprotectoras y también calmante. Es un ingrediente indicado también para tratar eczemas y estrías entre otros problemas de la piel.

El INCI aprueba y con muy buena nota, pero no queda ahí la cosa porque este jabón es una delicia y convierte la ducha en un momento muy agradable. En serio, me ha encantado. Tiene la dureza justa, ni muy blando ni muy duro y la espuma tiene una densidad media. Eso sí, no sé si será sólo a mi, pero se escurre de las manos que da gusto. Como dice el refrán, sarna con gusto no pica.

Aunque se puede utilizar en cara y cuerpo, yo lo he limitado a las duchas, porque disfruto mucho más de su uso corporal. Mi método favorito a la hora de utilizarlo es humedecer la pastilla y la esponja y dar un par de pasadas del jabón en ella. He notado que así la espuma es más rica que usando la pastilla directamente y el aroma se potencia. El olor es suave pero palpable, a rosas pero frescas, no es el típico olor a rosas que abruma, sino algo mucho más sutil y fresco. 

Llevo utilizándolo poco más de un mes y según calculo, quedará media pastilla, así que cunde bastante y me quedan duchas con él para rato.

Con él noto la piel más cómoda al salir de la ducha, menos tirante y más relajada que con otros jabones. Evidentemente necesito mi ración de hidratación cada vez que me ducho porque si no puedo parecer un papel de lija andante, pero no noto la piel más tocada cuando lo utilizo, no noto que sufra al limpiarla, al contrario, la noto cómoda y elástica, no le pido más. 

Me ha gustado mucho y ha conseguido desbancar a Aires del Sur, que hasta ahora era mi favorito de la marca.

La lista de ingredientes al completo es:

Aceite de Oliva Virgen Extra, aceite de Coco, aceite de Rosa Mosqueta, aceite de Rosa Damáscena, Agua, Hidróxido de sodio, Té Blanco, Palo Rosa.

Champú Solido Rosmarín

Rosmarín es el primer champú sólido que pruebo de Kia Ora, aunque no será el único, porque tengo pendiente hablaros de mi absoluto favorito, todo se andará.

Es un champú fortalecedor, ideal para la temporada postvacacional tras el verano, una de las épocas en las que el pelo sufre más y cuando intentamos recuperarlo y que vuelva a su ser.

Sus ingredientes, en la línea de la marca, no tienen desperdicio.

La lista empieza con el tensioactivo que se encargará de limpiar, derivado del aceite de coco y conocido por su suavidad con el pelo y la piel. Continúa con aceite de oliva, que se encarga de nutrir el pelo y sigue con el jengibre, que activa la circulación de la sangre para mantener la raíz del cabello alimentada y fuerte.

Continúa con el romero, un ingrediente que siempre me ha dado un resultado estupendo en los productos para el pelo, estimulante y cargado de antioxidantes, además aporta un brillo bonito y natural. La lista cierra con té matcha, últimamente omnipresente por ser un potentísimo antioxidante, y además Kia Ora nos dice que en este champú hace las veces de astringente, aunque debo decir que en mi caso no lo he notado especialmente así.

Huele principalmente a romero y me gusta, una vez más es un aroma suave pero palpable. Una de las cosas que más me ha gustado es su espuma, es una espuma rica, densa y muy agradable de tocar con las manos, algo inusual en los champús sin sulfatos agresivos y que me ha sorprendido. El pelo se escurre entre los dedos mientras lo utilizo y una vez lo enjuago está suave y desenredado, no lo deja con sensación 'estropajosa' o desagradable, al contrario.

El resultado es un pelo suelto, sano y limpio, con un brillo natural muy bonito. Me gusta mucho, aunque no es mi favorito, y es que tiene por hermano a un competidor muy muy difícil de superar, del que ya os hablaré. Este está siendo mi champú diario y me gusta porque el pelo me dura limpio lo que habitualmente, no se me ensucia antes de tiempo ni me lo aplasta, lo siento suelto y sano.

Es un jabón robusto y duro al tacto. Mi modo de utilizarlo es mojar el pelo y dar un par de pasadas con el jabón sobre él, enjuago y repito. No se me ha desmoronado ni se ha deshecho, y por ahora no creo que lo haga porque sigue bien compacto, no sé cómo envejecerá, pero por ahora está perfecto. 

Llevo utilizándolo lo mismo que el jabón de Rosas, poco más de un mes, aunque estoy alternándolo con otro de la misma marca, y calculo que estará más o menos a la mitad, quizás un poco más.

La lista de ingredientes al completo es:

Sodium Cocoyl Isethionate, Aceite de Oliva, polvo de jengibre, Aceite Esencial de Romero, Té matcha.

Rosmarín me parece un champú ideal para uso diario, si lo que se quiere es tener un pelo fuerte, sano y limpio, creo que es una opción a tener en cuenta.

Kia Ora no decepciona y cumple mis expectativas ya no sólo cosméticas, sino también sensoriales. Creo que una de las grandes virtudes de la marca es la capacidad con la que maneja efectividad y placer sensorial a partes iguales, y esto es algo que yo valoro y disfruto muchísimo.